Tabla, El Pueblo de Dios
“Mientras más améis, más cerca estaréis de Dios. El amor es una de las bondades de Dios. Por tanto, amaros mutuamente es bueno.
Las bondades de Dios son: amarse mutuamente, decir la verdad, apartarse de lo mundano, ser reverente, ser humilde, ser hospitalario. Por estas cosas se conoce al siervo fiel de Dios. ¿Cómo conocemos la luz? Por sus rayos. Por esto, cuando veáis estas cualidades sabréis que el siervo de Dios ha recibido la regeneración. De esta manera debéis renacer. Debéis orar y suplicar y mientras mas oréis y supliquéis, más cerca estaréis de Dios.
Cuando se lanza un cuerpo muerto al océano, las olas lo lanzan nuevamente sobre la playa. Sucede igual cosa con el océano de la Verdad, no acepta un cuerpo muerto; y si un creyente no posee estas bondades de Dios, el mar levantará olas hasta que finalmente lo expulse.
El pueblo de Dios no depende para nada de las condiciones de este mundo; no se amargan con la amargura de la copa, ni se intoxican si la copa es dulce.
El pueblo de Dios es como los pájaros que se satisfacen con unas migas y se sientan todo el tiempo en las ramas del árbol, cantando las alabanzas.
‘Abdu’l-Bahá
Las bondades de Dios son: amarse mutuamente, decir la verdad, apartarse de lo mundano, ser reverente, ser humilde, ser hospitalario. Por estas cosas se conoce al siervo fiel de Dios. ¿Cómo conocemos la luz? Por sus rayos. Por esto, cuando veáis estas cualidades sabréis que el siervo de Dios ha recibido la regeneración. De esta manera debéis renacer. Debéis orar y suplicar y mientras mas oréis y supliquéis, más cerca estaréis de Dios.
Cuando se lanza un cuerpo muerto al océano, las olas lo lanzan nuevamente sobre la playa. Sucede igual cosa con el océano de la Verdad, no acepta un cuerpo muerto; y si un creyente no posee estas bondades de Dios, el mar levantará olas hasta que finalmente lo expulse.
El pueblo de Dios no depende para nada de las condiciones de este mundo; no se amargan con la amargura de la copa, ni se intoxican si la copa es dulce.
El pueblo de Dios es como los pájaros que se satisfacen con unas migas y se sientan todo el tiempo en las ramas del árbol, cantando las alabanzas.
‘Abdu’l-Bahá
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